Hasta mi perro me abandona

Después de varios días “perdido” mi perro había logrado preocuparme, el es bastante independiente pero hace días que tenía su plato de comida intacto. Ayer, por esas cosas que no tienen explicación, decidí cambiar mi ruta usual para llegar a casa, explorando una nueva variante. Ya bastante cerca de casa estoy a punto de cruzarme con una chica que hablaba desde la vereda hacía el interior de una casa con un señor, cuando veo a mi perro adentro de esa casa. Le digo al tipo “ese es mi perro” y me dice “lléveselo” abriendo la puerta.

Lo estuve regaloneando hasta que me tocó ir a jugar a la pelota, salió corriendo detrás del auto como siempre lo hace, solo que esta vez no me siguió un par de cuadras, antes de eso se metió a su nueva casa.

Si, el muy maraco me abandonó. La verdad es que lo entiendo, si pudiera yo también me abandonaría. Además la casa que escogió el muy desgraciado es bellísima, de verdad que yo también me iría de allegado allí si me aceptaran.

Lo único bueno que rescato de todo esto es que ya nada podría ser peor… o sea, me abandono mi perro, que más bajo que eso se puede caer?

El rey de los pasteles

Cada día que pasa me encuentro más pastel, soy tan pastel que ya ni siquiera se muy bien lo que ser pastel implica y además ya no le digo pastel a nadie, se me acabó la cara para otorgar ese calificativo. Es penoso, lo se, pero es mi triste realidad en estos momentos.

La verdad es que siempre he sido un poco pastel, como todos, tal vez. Pero el jueves pasado quedo de manifiesto de manera irrefutable. Es de esos días en que uno intenta mantener un perfil bajo para no mandarse ninguna cagada pero que todo resulta tan mal que es imposible que todos los que te rodean terminen pensando sobre lo pastel de tu actitud.

Permítanme entrar en detalles para que se hagan una idea de la gravedad de la situación que llega casi a los niveles de Hrundi Bakshi, resulta que de casualidad, como ha sido la tónica este último tiempo, termine correteando con gente que nunca había visto en mi vida, salvo una que era mi nexo con ese nuevo mundo que llamaremos la señorita D.

Bueno la señorita de me invitó a casa de unos amigos de ella, donde practicamos el noble oficio de cocinar, creo que hasta ese momento iba super bien, incluso hasta cómodo porque la cocina es de los ambientes en que me gusta estar. Pero pasó lo que no debía haber pasado, aportando, trozando pollo en un rincón, haciendo poco ruido pero colaborando con la causa, se me ocurrió rebanarme un dedo.

Desde ese momento fue todo cuesta para abajo, con una chambonada tras otra, que la rematé con algo que temo que se transforme en un clásico de los pastelazos, le pido a la señorita que de me deje de vuelta en sus casa porque pienso he dejado mis cosas allí, sólo que cuando llegamos a su casa descubro que en realidad mis cosas están en casa de los anfitriones de la noche, razón por la cual salimos de vuelta, solo que antes de abandonar la casa, cierro la puerta de la casa de la señorita D mientras ella me solicitaba que no lo hiciese puesto que ella no cargaba las llaves. En conclusión logré, como para rematar una noche de errores, dejar a la señorita D afuera de su casa.

Santiago me enamora

A medida que van pasando los años he aprendido a valorar esta ciudad en la que me tocó nacer, la siento cada vez más llena de vida, más dinámica, más activa. Siento que están más cosas pasando, que hay más espacios para todos, que lo alternativo empieza a ser opción. No es que yo sea precisamente una persona alternativa, más bien diría que soy bastante del montón, pero es agradable para mi ver diversidad, hace que el mundo parezca más vivo, queda de manifiesto que hay cosas pasando, que no todo es blanco o negro, que hay matices, variaciones, formas distintas.

Ayer charlábamos en la mesa, sobre santiago, es bonito o feo? Comparábamoslo con otras urbes mundiales y claro tienes sus pros y sus contras como todo en la vida, pero en líneas generales yo no me atrevo a decir que Santiago es una ciudad bastante encantadora. Quién no disfruta de una caminar por el parque forestal, de internarse en la cordillera, tomarse un café en el barrio las tarrias, andar en los botes del parque cousiño, sorprenderse con sus rincones. Pero me quedé con la sensación de que es bastante desconocida, vivimos en la ciudad, no la aprovechamos y nos quejamos que es fea.

Hay tanto que hacer en stgo, y dentro de todo como no mencionar el evento de la semana pasada, el SANFIC, el segundo festival internacional de cine de santiago, que maravilla, una muestra impresionante con la mitad de las películas exhibidas gratuitamente, como no va a ser maravillosa esta ciudad.

Bueno, piensen lo que quieran, lo que es yo, me emborracharé en todos los bares que no conozca.

En jouissant la décadence

Como siempre en los tiempos, toca pasar por momentos buenos y por momentos malos. Hoy estoy por esas etapas malas de la vida en que todo sale mal, en que nada resulta en que dan ganas de invernar o esconder la cabeza en la tierra. Es una época que he catalogado de decadente en mi vida. Todo es triste, a medias, sin sentido, sin rumbo. Estoy a la deriva, sólo guiado por el azar, la casualidad y las coincidencias. Puse mi piloto automático en la posición “random”. He recordado mucho a Kinga estos días y la frase que guió su vida “led by destiny”.

Pero Kinga uso otra frase en su viaje por África, “life is a journey, enjoy it” que describe de buena manera la forma en que espero afrontar la vida, con sus momentos buenos y sus momentos malos. Así quiero vivir mi vida, disfrutando, gozando cada momento.

En estos momento de decadencia, más que nunca quiero vivir mi decadencia, no quiero evitarla ni escapar de ella, la asumo como una etapa de mi vida, con el optimismo que me caracteriza y teniendo un especial ojo en los detalles, no quiero que nada se me escape, necesito estar atento, no puedo perder la conciencia, ahora más que nunca necesito reírme de mi mismo, reírme de esos pequeños detalles que hacen que mi vida pareciera transcurrir en un pozo oscuro, reírme de las profundidades a las que puedo llegar, reírme porque se que estos tiempos pasarán.

De Tapas

Esto de estar disponible y vacante resulta sumamente interesante, es agradable cuando todas las micros sirven y se puede flotar por los aires al ritmo de las corrientes o como anoche peregrinando entre los bares. Que entretenido hace mucho que no me daba ese lujo, las sorpresas en la noche son muchas, y las alternativas que provee la noche santiaguina diversas, incluso en una noche de jueves.

Todo partió en el hbh con cervezas y pizzas hasta que el maldito timbre anunció, sin previo aviso, que ya no se vendería más cerveza. Por suerte es solo cruzar la calle para encontrar un montón de opciones, lo más natural es el roka, el mítico compañero de carrete noventero, pero cruzamos al frente y terminamos en el club. Hace años que no entraba y fue hermoso tomarse un vinito al ritmo del jazz, porque no vendré más seguido a este lugar, pensaba. Llegamos tarde y claro, apenas una botella y se acabó la música y de vuelta a la calle y paonde ahora? Al bar de rene. Que contraste, salir del ambiente intelectualoide para llegar donde rene. Lo que en un comienzo es un antro infecto con música estridente, la cerveza lo fue transformando en un grato ambiente al ritmo de tambores embasados. Para cuando nos estaban echando ya me sentía como en casa, y claro, nos informaban que el boliche de la esquina estaría abierto por dos horas más…

Cambio de vida

Hace unas semanas atrás comencé una nueva vida, he intentado empezar de cero, cuestionando todo, reduciéndome a la mínima expresión. Para comenzar eliminé el tvcable, el internet y el teléfono de la casa. Ese ha sido un gran cambio, antes desperdiciaba un montón de horas frente al televisor, o sentado frente al computador. Eliminar todo eso no fue doloroso, todo lo contraría, me sentí mejor, fue un alivio. Sin embargo, a medida que los días pasaban me sentí desconectado, el la pega, con los amigos, viste tal cosa en informe especial anoche? Y como aún no tengo antena tampoco tengo accesos a la televisión abierta. Claro, ni siquiera noticias he visto estas últimas semanas, desenchufado, desconectado, pero ni preocupado. Creo que fue ayer que llegue a la pega y me preguntaron “cachaste lo de Fidel?”, y claro, no cachaba una, ahora si me empecé a preocupar por la desinformación, no puedo estar tan desconectado del mundo.

El sábado estuve en la casa de una amiga y de casualidad me puse a leer uno de los libros de su biblioteca, se trataba de un conjunto de escritos de cabezones franceses en torno al cine. Me leí un par, uno que hablaba sobre la televisión, y claro le dieron como caja, ya que como expresión artística cero aporte, y daban un ejemplo que me hizo clic, decían, imaginen ver el noticiero sin volumen, y claro en realidad no hay nada interesante en ello, entonces para que se requiere la imagen? Si lo único que interesa del noticiario es el audio el artículo preguntaba. Entonces… no es mejor escuchar radio? Bingo, claro que si.

Ergo, si lo único de interés que tiene para ofrecer la televisión son las noticias, y éstas quedan mejor justificadas a través de la radio entonces no necesito la antena para el televisor, porque yo tengo radio. Esto me produce gran felicidad porque estoy en campaña de reducir mis pertenencias, de verdad que son muy pocas las cosas necesarias para vivir. En resumen desde ahora probaré con 93.3.